Pongámonos en situación. Su hermana ha muerto, sí, la de usted. Como es razonable, toda la familia se encuentra afligida y su madre, la de usted en particular, llora desconsoladamente, reza y pide perdón Usted se acerca a ella con la mejor intención, creyendo que podrá calmar la angustia que invade a una de las pocas personas de su familia que, a usted, todavía le queda en el mundo. Cuando ella se gira y le mira a usted a los ojos, desde la humedad penetrante del desconsuelo, la primera frase que le viene a la cabeza, y desgraciadamente a los labios es: «Tenías que haber sido tú».
Partiendo ahora de aquí, y ante los hechos y las palabras mostradas por su madre, ¿qué haría usted? Deténgase un momento, deje de leer y piénselo. ¿Qué ha decidido? ¿Se rompería de dolor? Seguro que sí, pero… ¿Pasaría usted por alto el comentario y haría oídos sordos, autoconsolándose con la idea de que el dolor no sabe lo que dice? ¿Reprocharía a su madre, que está destrozada, el daño que le hace con sus palabras? ¿Se tragaría sus lágrimas y las estancaría en un rincón de su pecho hasta que la putrefacción comenzase a inundar su cuerpo con rencor?
Helena Guerrero, la protagonista de la última novela de Elia Barceló, «El color del silencio», la que sufrió esas palabras y no usted, optó por la tercera opción cuando, en 1969, mientras el hombre llegaba a la luna, su hermana Alicia era asesinada y en consecuencia la alegría, el cariño y la complicidad familiar, desaparecían con ella. El crimen no resuelto de Alicia destrozó y separó a la familia Guerrero Santacruz y llevó a Helena a vivir lejos de su madre, de su padre, de su marido y hasta de su propio hijo.
Ahora, después de muchos años, la nieta de Helena se casa en Madrid, y ella decide volver a España para el acontecimiento. Una e-mail de su cuñado y una caja de recuerdos de su madre la llevarán a descubrir que las palabras, más que los silencios, encierran los peores secretos del alma.
La novela que Elia Barceló nos regaló en 2017 es una de las obras narrativas mejor escritas de los últimos años. Combinando novela negra, romántica e histórica nos adentra en el oscuro pasado de una de las familias aparentemente más envidiables y mejor consideradas en la clase alta de la España franquista.
El ritmo de esta obra no permite al lector, en ningún momento, despegarse de su historia, y se ve obligado a volver a casa cada día, mientras dure la lectura, para abrir el libro y sentarse a resolver los misterios que página a página, se van creando su cabeza.
«El color del silencio» no deja ningún cabo suelto, ningún elemento de la trama sin resolver, ningún detalle, por poco perceptible que sea, en el tintero de la autora.
El primer libro que les recomiendo, en el inicio de esta nueva revista alicantina, es un valor seguro para su biblioteca, ya que no me puedo permitir, en el primer impacto, correr el riesgo de decepcionarles.
Por cierto, si algún día su madre les dice algo doloroso, en vez de guardar silencio y antes de largarse a otro continente, pregúntenle, por favor, el verdadero significado de sus palabras.
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