“Si solo somos nubes que pasan y se olvidan, / suspiros dibujados en el aire / que apenas duran mientras respiramos. // Si solo somos ríos abocados al mar, / gotas de agua que nacen y a la par se deshacen, / ¿por qué esa persistencia de terca estalactita? // Si solo somos náufragas palabras / en la frágil memoria de los versos, / ¿quién habrá de escribirnos? / ¿qué Dios o que poeta compondrá nuestra historia? // Si solo somos nubes, / ¿por qué nos resistimos / a ser lluvia y perdernos / en el mar infinito?”.
Consuelo Jiménez de Cisneros (Alicante, 1956) es catedrática de Lengua y Literatura española, investigadora, escritora y conferenciante. Ha estado destinada como profesora y asesora técnica lingüística en diversos programas educativos y culturales en Francia, Holanda, Luxemburgo y Marruecos. Es autora de un centenar de publicaciones de diversos géneros y estilos: poesía, narrativa histórica e infantil y juvenil, ensayo, artículos, antologías, adaptaciones y biografías, destacando sus trabajos y ediciones sobre su abuelo, el paleontólogo Daniel Jiménez de Cisneros. Parte de su obra ha sido traducida al catalán, gallego, euskera y árabe. Ha recibido diversos premios literarios, entre ellos el Ciudad de Benidorm de Poesía (1984), el Ala Delta de novela (1994) y el Juan Valera de ensayo (2018). Además, es editora de El Cantarano, una revista digital dedicada a la literatura, el arte, las ciencias y el pensamiento ( https://elcantarano.com/).
Reflexionar sobre la propia obra, sobre los libros publicados y sobre el camino recorrido en torno a las letras no es tarea fácil. Y más cuando los años han dejado como fruto un buen número de publicaciones de distintos géneros y otras actividades adyacentes. Pero si nos centramos en la poesía, encontramos un terreno íntimo y esencial que descubre a la poeta, que la retrata y la muestra con la intensidad de los versos que se conectan al corazón.
De esta manera, Memorial de Mayo compone un collage introspectivo de la autora, un horizonte lleno de emociones y sentimientos que dan fe de su amor a la vida y de su manera de apreciar el mundo que la rodea. Con un depurado estilo clásico, Consuelo Jiménez de Cisneros recoge en este volumen composiciones con diferentes temáticas, métrica y ritmo, y aborda con profundidad la permanencia de la creación artística, lo que la hace tan importante.
“Aquí donde he llegado tantas veces, / tantas veces me he ido / y he vuelto tantas veces. // Aquí, lugar de tantas despedidas, / esperas y memorias. / Infancia, adolescencia, / juventud dolorida y estudiosa, / y todo lo que callo y contemplo / ya siempre silenciosa”.
El Pórtico de este libro nos ofrece una verdadera declaración de intenciones, un recorrido por los temas fundamentales de la poética de Jiménez de Cisneros. Vida, poesía, amor y tiempo son los pilares sobre los que construir sus versos, sobre los que asentar las piedras de su sólida trayectoria literaria e ideario.
“Recojo bajo lunas de oscuridad candente / cientos de versos viejos que aún permanecen / inmunes al olvido, en archivos silentes. // Alumbro bajo lunas de luz fosforescente / todos los versos nuevos que el futuro presienten. / Dales, luna, tu magia femenina y potente. // Luna sideral, vierte tus perfiles solemnes / sobre versos que solo volar libres pretenden / y sus luces nocturnas por el paisaje enciende. // Luna en todas tus fases, ilumíname siempre, / ilumina mi noche con tus rayos perennes, / los sentidos ocultos que solo tú comprendes”.
En Geografía sentimental, nos adentramos en un paisaje de retratos emocionales, de ciudades llenas de historia que dejan huella. Un viaje que salta del alma al papel para entrar a formar parte de una reminiscencia viva, habitante en el poema. Fotografías, álbumes y recuerdos asidos a un lenguaje impecable y celeste que recorre los versos para dar testimonio de lo vivido. Así, se unen los acontecimientos, las realidades. La poeta mira a su alrededor e inmortaliza lo que ve. Subjetividad y sentidos se aúnan. Dice en el poema “Puente de Brooklyn”:
“El puente aguanta el paso de los días / que golpean sus tablas robustas / estoico cual gigante paciente. // De la otra esquina de la ciudad / podemos ver destellos cuadriculados / surgiendo del vacío nocturno, / construyendo paisajes oníricos. // Como salir del propio cuerpo es salir de Manhattan / para flotar en la noche desde Brooklyn / y hacer allí un recuento de estrellas y de luces”.
Al adentrarnos en Letras puras, la literatura, los libros y un catálogo personal de autores referenciales conforman una cúpula bajo la que hablar del tiempo, de la finitud del ser humano. Su voz se llena de gozo y de belleza, de amor e inmortalidad. Fray Luis de León, Teresa de Ávila, Lope de Vega, Amado Nervo, Miguel de Unamuno o Luis Cernuda, entre otros, ofrecen inspiración a esta colección poética.
“Si un día te alejaras con el viento / que deshace las horas en cascada, / si un día ya no hubiera madrugada / y quedara sin eco mi lamento. // Si un día -solo es un presentimiento- / lo que es ahora todo fuera nada, / si olvidaras la sombra de mi almohada / presta a partir sin acabar el cuento… // ¿Qué haría con la muerte por delante? / ¿Qué sábana pondría o qué mortaja / a soledad tan terca y acuciante? // Llena de vida por mis venas baja / un torrente de sangre resonante / que sin tu ser no late ni trabaja”.
La reflexión, la razón de ser y la secuencia histórica protagonizan también Por amor al arte, una colección de poemas que a través de las manos de la poeta transmuta la plasticidad de algunas obras en palabras, en espejos donde mirar y ser mirado.
Así llegamos a Serendipias, cuarta parte del libro que, a través del pensamiento, la meditación y algunas certezas, llega a la brevedad y a la concisión del micropoema. Melancolía, nostalgia, destino y otros ingredientes nacidos del propio viaje, se expresan con contundencia.
“INCANSABLE. // No pasa nada. Y todo / pasa otra vez. Y vuelvo, / como una planta terca en el asfalto, / a comenzar de nuevo”.
La amistad y la admiración también son musas, y prueba de ello es Dedicatorias, veintinueve poemas con nombre propio que preceden al Epílogo en dos partes que pone cierre a esta edición.
“Sí, morir bajo el sol / en la gloria mullida de la tierra / donde aprendí a mirar la luz de frente, / donde creí que todo estaba cerca. // En el lugar que no conoce el frío / cerrar los ojos sin sentir ya pena, / fundirse, deshacerse, / no ser más que partícula, molécula, / diminuto elemento de la vida / que, siempre bajo el sol, sin pausa rueda”.
Memorial de Mayo aporta un valioso encuadre de la vitalidad y de la fuerza que esta poeta desprende. Ese espíritu que siente la cultura en lo más profundo y percibe la vida a través de los tesoros que se pueden encontrar en las entrañas de un modesto mueble: un cantarano, que da nombre a su nueva revista digital, nacida con el propósito de servir de medio de comunicación, de información y de ocio, en estrecha relación con la Fundación Daniel Jiménez de Cisneros, actualmente en proceso, y con la obra literaria y divulgativa de nuestra autora. Aprovechemos el momento. Escribamos, compartamos, leamos.
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