“También puedo ser el enemigo, / está escrito en mis ojos. / Allí está el día igual que la noche, / el cabello y los hombros desnudos, / las estrellas y el sol. / Yo soy fuego, / ardo. / Me encierro / dentro de mí / y no dejo entrar a nadie, / sé hacerlo”.
David Matuška “Olzín” (1976, Karviná, República Checa) es filólogo, traductor/intérprete jurado, poeta, músico, compositor y profesor de idiomas. Empezó a fusionar música, poesía y artes visuales en el año 1996 para, más tarde, fundar la compañía Matuška Project, dedicada a la creación, producción y realización de espectáculos que unen poesía, música, artes visuales y escénicas. Ha presentado espectáculos de propio taller basados en sus poemas y en los de Ernst Jandl, Pavel Šrut, Leonard Cohen, Tom Waits, Javier Cebrián, entre otros. Ha actuado en la República Checa (1994-2019), España (2008-2019), Polonia (1998) y Eslovenia (2010). Bajo el sello de Matuška Project ha realizado los siguientes CDs bilingües: Matuška Project (2011), Soñé (2012), Fronteras/Hranice (2016), Patrik (2019) y el cortometraje Fronteras, poema en movimiento (2016). Además, es autor de la obra multidisciplinar Patrik (2019), becada por Factoría Cultural en Murcia. Forma parte de varias antologías de poesía visual y discursiva y sus poemarios publicados son: Láska je nemocná čarodějka (1994, Silně koncentrované kakao), Halfyzická poezie (1995, Silně koncentrované kakao), Srdce je jenom sval (1996, Silně koncentrované kakao), Olzínova cesta / El viaje de Olzín – Poemario visual (2010, Kunkava), Olzín a Alča dětem – Poesía para niños (2011, Kunkava), Pasado propio (2018, Frutos del tiempo), Patrik Visual ( 2019, Lunara Poesía Visual) y Patrik M. (2019, Boria Ediciones).
David Matuška vive la poesía como una globalidad, como la unión que fusiona todas las ramas del arte que le interesan. La música, la interpretación, la experimentación, la imagen y la propia escritura describen un todo que se deja ver en su recorrido. Desde esta perspectiva, su interés por transmitir y crear sensaciones se plasma en trabajos multidisciplinares que lleva a cabo con su compañía profesional Matuška Project. Esta es su manera de sentir, de respirar, de comprender el mundo.
“Patrik escribe bastantes buenos poemas / y los toca. / La gente no los lee mucho, ni los escucha, / tienen otras cosas que hacer. / Con cada poema terminado Patrik cree / que, por fin, será el último. / Lo hace porque tiene que hacerlo. / Cuando deje de escribir estará muerto o feliz. / Lo sabe o lo cree y sigue escribiendo”.
Sus versos están en continuo movimiento y, entre luces y sombras, caminan para describir el apasionante viaje de la vida. Además, la condición de músico y compositor hace que las palabras se abran paso entre las cuerdas de su bajo para, de manera rítmica, buscar una armonía particular. Así, desde el interior, describe una ruta que intenta entender todo lo que le rodea, superar las propias barreras emocionales y mirar hacia delante con esperanza.
“Camino de un sitio a otro, / la sangre es dolor y circula terriblemente rápido. / ‘Una vez te abrazaré para no soltarte jamás’, dijo. / ‘¡Que suene la música!’, digo yo. / Y la tristeza hasta los tuétanos tritura”.
Sus dos obras en castellano, Pasado propio y Patrik M., describen un paisaje lleno de incertidumbre. Los demonios acechan la mente del poeta y lo hacen sucumbir en momentos de dolor y soledad. Pero la tenacidad y el fuego que lo abrasa por dentro dan paso a un sustrato mucho más amable en el que se respira un aire fresco, impregnado de superación y aceptación de todo lo vivido.
“Vine a descansar aquí / a sumergir mis manos entre la lava de olvido / y con las palmas tocar la luz y dejarla que llene / y penetre hasta lo más hondo de mi torpe carcasa. / A lavar mis brazos / cubiertos de sangre hasta los hombros. / Innumerables batallas cubrieron de cicatrices mi piel”.
Su imaginario provoca un vaivén entre lo real y lo onírico que, a través de los símbolos, nos vincula a un universo de aire surrealista. De este modo, transforma el entorno para convertirlo en absoluta experiencia y sinceridad. Sus poemas cuentan historias que podrían ocurrirle a cualquiera, pero con un lenguaje lleno de filtros subjetivos.
“Casas de piedra, / oscuridad, / agujero en el Universo. / El ojo en la palma de la mano, / el puño abierto de par en par. / El cuervo sabía por dónde no volar. / El último asesino de estrellas creado por mí / se ha atrofiado, / y de rodillas está / en el cardizal, / porque sabe, / que el castigo aprieta ya / y que dios jamás le perdonará”.
El amor, la pasión y el deseo aparecen en la poética del autor como vehículo que se desplaza desde la raíz esencial de las tormentas humanas hasta convertirse en refugio, en calma. Las certezas no existen y la fugacidad de los sentimientos se agarran con fuerza al presente. El sexo, la naturaleza o la potencia de los elementos refuerzan la contundencia del mensaje para trasladarnos a un clima personal en el que no existe la tibieza.
“Tus muslos ciñendo mis caderas, / lava hirviente, / la piel tersa y tus cabellos. / Mi respiración se precipita. / Ardo, / una y otra vez en llamas. / Las miradas cambian, / las caras y los bastidores. / Todo como detrás / de la ventana. / Desde el tren // Veo tejados de casas de alguien. / De esas casas donde yo no vivo / y jamás viviré. / Nada me pertenece. / Ni tus suspiros ni tu jadeo ardiente / me pertenecen. / Gemidos de pasión y otros orgasmos”.
David Matuška presta una gran atención a esos ojos que perciben la realidad y son capaces de cambiar su manera de mirar; que luchan y renacen de sus propias cenizas con la intención de seguir hacia delante. El ser humano tiene el poder transformador a pesar de saberse vulnerable. El sufrimiento y la tristeza que se perciben en sus poemas son intensos, pero transitorios.
“Libre, fuerte y feliz / respiro el momento / cerca del mar, / cerca del sol. / Otra estrofa de mi vida / empieza. / El carro que arrastraba / está vacío. / Solo recuerdos que no pesan / y la arena lavada / llevaré en él. / Las piedras se quedaron en su sitio. / A punto de desangrarme / tantas veces estuve. / Se acabó”.
El carácter multidisciplinar del autor ha contribuido a que Patrik M. no sea solo un libro. Además de la publicación, el poemario se ha convertido en una propuesta escénica que, a través de la tormentosa historia de una pareja, reflexiona sobre la existencia, las relaciones y la vida. En esta misma línea, el nuevo trabajo de Matuška Project, Altres ulls, ahondará en el concepto de que cada crisis necesita una mutación, una nueva realidad sobre la que reinventarse y seguir en estos tiempos tan complejos de cambios existenciales y de renacimiento.
David es un nómada que sigue profundizando en el ser humano, que viaja con una filosofía propia y con un lenguaje lleno de visceralidad, que busca nuevos horizontes, nuevos principios, para no dejar de sorprendernos. Desde la experimentación, sus poemas alcanzan todos los sentidos, se mueven más allá del papel y nos demuestran que la poesía nos acompaña siempre. Como él mismo dice: “es maravilloso verterse en el papel / con niebla y puños en las manos”. Veamos la vida con otros ojos. Leamos.
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