En esta ocasión Sendak se ha extendido más en el texto de lo que nos tenía acostumbrados. En él homenajea a su perrita Jennie y la hace protagonista de una historia bella y fresca , con el estilo acentuado de los cuentos clásicos. Movida por las ansias de la aventura, Jennie dejará su plácido hogar donde lo tiene todo e iniciará un viaje lleno de peripecias que le llevará a la meta de sus sueños. “Quiero algo que no tengo. ¡La vida tiene que ofrecer algo más que el tenerlo todo!”
Jennie sospecha que fuera de su casa hay otra vida, decide arriesgarse y emprender el camino hacia lo desconocido. En este caso, Jennie es una protagonista atípica de los cuentos clásicos ya que no es la penuria lo que la lleva a irse, es posible que el tedio y el aburrimiento, lo que le mueve , lo mismo que a los niños de Sendak a imaginarse otras vidas. Un narrador omnipresente va conduciendo la historia salpicada por abundantes diálogos y personajes un tanto extravagantes. Situaciones disparatadas, sin sentido y juegos de palabras te atrapan en su lectura y te invitan a soñar y a huir de las historias convencionales.
Las ilustraciones en blanco y negro, en ocasiones casi cinematográficas se recrean en los detalles , en la luz y en las distintas poses de la perrita, y en ocasiones , recuerdan a las formas de narrar de la historieta.
Por cierto , me llama la atención la manera en que se ha traducido al español el título del libro y me rescata de la memoria este juego popular:
Pídola y digo:
¡Salto al revés!
Un, dos, tres,
guarda tus codos,
la cabeza
y los pies.
Pídola y digo:
¡Seguid a este jorobado
y pasaréis un buen rato!
Un, dos, tres, cuatro,
guarda tus codos,
tu cabeza
y tus brazos.
Pídola y digo:
¡Pies juntos!
Y… ¡a saltar todo el mundo!
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