1996 fue un año significativo para mí, realicé desde Colombia mi primer viaje a Europa y en Londres me puse por primera vez el cabello de colores. 22 años en los que he pasado por inimaginables tonos, me sorprende que aún algun*s consideren que el color sea algo masculino o femenino; simplemente es una estética y un placer que refleja el disfrute de la diversidad.
Cada vez más diseñadores en el mundo se dedican a la moda sin género, al genderless; esto no es reciente; ya el 1930 Marlene Dietrich revolucionó la moda y rompió los convencionalismos al ponerse un esmoquin. Al ganar fuerza la lucha por los derechos de las mujeres muchas entre ellas optaron por prendas y accesorios de lo que llaman el género neutral.
En los 70´s con la revolución social y sexual las prendas, accesorios y el peinado fueron expresión de la generación hippie. Los cortes de cabello seguían esta tendencia, con hombres de cabellos largos, algo que previamente se consideraba propio de las mujeres, surge con fuerza la expresión de lo «unisex«; también aparece el ‘folk’ que da énfasis a los vaqueros deshilachados y de campana y las flores para ambos, pronto surgen las variaciones de la moda ‘funk’ y de las tribus urbanas como los ‘punks’ y los ‘rockers’.
David Bowie otro de esos impulsores de la ruptura de los roles de género, en Ziggy Stardust nos acercó a su extraterrestre bisexual con rasgos marcadamente femeninos abriendo el camino a la androginia alrededor del mundo de la música.
En Madrid hay tiendas especializadas cómo 44Store que buscan que la gente se sienta libre; proponen romper las reglas entre lo masculino y lo femenino. En España David Delfín y Bimba Bosé, su musa, se atrevían en el 2014 con No one, su colección de otoño-invierno y al siguiente año en primavera-verano con Cuerpo extraño. Más recientemente vimos en la televisión española durante varias semanas al diseñador Alejandro García Palomo reiterando una y otra vez su gusto por la moda genderless.
Pantone anunció en el Informe del Color para el otoño 2015/16 del hemisferio norte, que la tendencia sería el color andrógino como hit de la temporada. Era la primera vez que se proponía una paleta de colores verdaderamente «unisex«.
Sin embargo, no son l*s diseñadores los que imponen la moda, ell*s retoman de la vida cotidiana, de los seres anonimos que se autorizan a vivir plenamente su exiustencia. Pero ésta no es una idea nueva, Georg Simmel el filósofo alemán de la moda ya en 1923 se atrevía a proponer que «El tiempo de la moda es como el de la vida moderna, impaciente, indica no solo el ansia de un rápido cambio de los contenidos cualitativos de la vida, bien la potencia que adquiere el atractivo formal de los límites del comienzo y del final«.
La teoría queer nos acerca a una interpretación distinta en la que la identidad ya no se considera necesaria, en donde no hay un límite entre lo masculino y lo femenino -que no es algo biológico sino una construcción cultural-, al igual que el concepto de hombre y mujer. Recordemos que todes sin ser intersexuales tenemos tanto de macho como de hembra.
La moda debe expresar la libertad para ser, hacer, emocionarse, vivir los afectos, elegir, mirar… Pero mientras el «qué dirán» sea el leitmotiv de la cotidianidad no solo nos hemos perdido a nosotr*s mism*s, sino que creamos condiciones para asumir al otro, la otra, le otre NO como un auténtico otro sino como un extraño.
Olvidamos que les seres humanos son unic*s e irrepetibles y que el “deber ser” es tan solo un modelo que pretenden imponer quienes creen que poniendo límites a la territorialidad del Ser lograrán coartar la libertad y la esencia de quienes decidieron romper los clichés y construir su propio molde.
Fotografía principal Diseño de Palomo Spain, Colección SS18-hotelpalomo. Tomado de https://www.palomospain.com/es/
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