Inspiración
Concebimos la inspiración como el proceso o resultado que lleva a los artistas a realizar sus distintas composiciones o trabajos de la mano, cómo no, de las Musas. Éstas según la tradición Griega son nueve, cada una embajadora de una disciplina diferente: Calíope, Erato, Melpómene, Talía, Urania, Euterpe, Polimina, y Terpíscore.
Reflexionando siento que la inspiración es la capacidad de la ilusión por el proceso artístico, la que te impulsa a crear, la que no puedes abandonar cuando te toca. Esta, a veces, se puede ver amenazada por un devastador vacío, como aquella «nada » en «La historia interminable» de Michael Ende. Un artista sin inspiración es un alma huera, una tierra yerma, una mano amputada que aún mueve los dedos mientras la sangre que los mantiene se derrama sin piedad.
Qué aleja a las Musas, convirtiendo al artista en loco y al espectador en profano. En todas sus formas y maneras se llama Ego. Ese mal consejero que susurra al oído, pues solo los valientes entonan sus opiniones con sinceridad y voz clara. Ese que quiere que su idea triunfe aunque ello conlleve mediocrizar la escena, el que sabe de todo y nada le queda por aprender, el que te hace creer que eres un genio incomprendido por tus congéneres, borracho y solo entre ángeles y demonios de Carnaval. El Ego tiene todo un decálogo del espectáculo al más puro estilo «Moulin Rouge», que no dudará en tatuar en tu cerebro para que todos, incluso uno mismo, así lo crea.
Pincelando: «Hable mucho o no hable nada. Mire como que no va con usted la cosa y deje caer en su conversación el nombre de alguna leyenda de la pintura local a modo anecdótico. Respecto a la vestimenta, nunca le deben faltar los complementos, sea un árbol navideño, todo es poco. Fusile y copie aquello que hagan los demás que tenga éxito y sobre todo, diga y crea que lo hizo usted primero, que eso de los referentes es para otros»
No desespere tiene otra opción. Mande a su Ego a un viaje por Grecia, este debe incluir entrada a museos, expos y seminarios culturales. Regálele un bozal para que aprenda a escuchar y regálese usted, como premio a su valentía, unas buenas orejeras aislantes por si el susurro de Egos ajenos llegara o llegase a sus oídos; que ya se sabe que la mala yaga es contagiosa y anida pronto.
Una vez tomadas dichas precauciones, con el histriónico histérico en tierras helenas, es hora de llenar su vacío de bien. La forma para ello ha de encontrarla usted. Yo por mi parte acudo cada semana a una escuela de peluquería, Macalí en la calle Tucumán (sí si, como el lugar donde Marco se reencontró con su madre, tras mil penurias… ). Allí me recargo de ideas, de arte, de inspiración; las Musas me hablan.
Ellas y ellos, estudiantes con sus exóticos backgrounds y las mejores tarjetas de presentación, una sonrisa sincera, sus manos, su habilidad y un acento suave como la brisa de verano. Todo en color nude, sin máscaras, su público fiel acude cada semana para lucir en sí mismos sus creaciones y llevarlas consigo a fiestas y celebraciones.
No hablamos aquí de Calíope o Erato sino de Meli , Loana, Toñi o Mari Carmen, Iris , Isabel e Irene, May García, Antonio, Fernando Acosta, Fernando Florín, Adriana, Xiomara, Lucy, Alba. Con sus tijeras, peines y cepillos crean, inspiran y rezuman arte, invocando el favor de las musas con su ambiente. Evocan y potencian la belleza real y única de cada uno, trabajo conjunto de cada día, pasarela de creación en una producción artística que no cesa. Las Musas se recrean y acuden mientras te frotan el cabello al aplicar el champú, con los ojos cerrados y escuchas sus voces hablando de los lugares donde nacieron, de sus seres queridos, con esa ilusión y cariño atrayendo esa inspiración que acude y se queda.
Aprenda sohajili para contestar a su Ego, ganará unos minutos y hasta, con suerte, este comenzará a pensar por sí mismo dejando de ser lo que es para abrazar el avance. Pero sobre todo, usted encuentre su propio punto de quietud o descubra su «Macali» personal para descubrir el placer de ser solo oídos y usar la boca para el gesto humano más bello a parte de besar y sonreír… llenarse de inspiración.
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