Tal como recogimos en la 1º Mostra D’Art Social celebrada en el Club d’Amics de la Unesco d’Alcoi en enero de 2018 en España, y a nivel internacional, vivimos un momento crítico que afecta a la merma de los derechos humanos. Con la exposición “Artistas del Exilio y la Lucha. Obra Gráfica Original” cuya obra es propiedad de Luis Ardevínez, venimos a reivindicar la doble moral con la que hoy en día se trata a los artistas/creadores de forma nacional e internacional.

Actualmente vivimos actos de censura encubiertos por “ley” que pasan desde que el dibujante Ramón Esono fuera detenido en Guinea Ecuatorial, al secuestro cautelar del libro “Fariña” del periodista Nacho Carretero, o que se censuren portadas de revistas satíricas en España, en este caso El Jueves, por posibles “injurias” reales o imaginarias a la monarquía, que proliferen los actos violentos provocados por el uso de la libertad de expresión, incluido muertes, como el atentado sufrido por la sede del semanario satírico francés Charlie Hebdo dónde murieron 12 personas o la grave situación de algunos intelectuales que huyen de sus países porque su vida está siendo amenazada por defender sus ideales o a más pequeña escala que un concejal te vete un cartel por hiere la “sensibilidad” de mentes retrógradas. No es algo nuevo, esta situación ya se ha vivido/sufrido en España durante la dictadura franquista. Y ahora está volviendo a suceder, y no en países extranjeros, que también, sino en nuestro país. El Españistán secreto que sufrimos todos los creadores.

En España existe un retroceso respecto a la Cultura con mayúsculas ya que el gobierno actual está haciendo todo lo posible para tapar la boca a todos los creadores que no le son afines. El problema de los creadores comenzó con un Real Decreto aprobado en 2012 y una reinterpretación posterior de la ley en un momento en el que la prioridad del Gobierno era recaudar y callar las bocas disidentes. Y a partir de ahí muchos creadores jubilados han dejado de percibir su pensión. O han dejado de crear.

Creadores perjudicados, entre muchos, han sido Forges, Javier Reverte o Maruja Torres que defienden su capacidad de trabajo a pesar de la edad. Y evidentemente pagando los impuestos correspondientes. Y que sin embargo se enfrentan ante la opción de callar o perder su pensión.

Forges no lo hizo. Decidió NO CALLAR y por ende, también dejó de percibir su pensión. Al final murió y todos esos políticos, que impidieron que tuviera una justa jubilación, se les llenó la boca con su nombre cuando falleció.

Hoy en día vivimos en una censura solapada y encubierta, pero censura al fin y al cabo. Estas nuevas leyes que sufrimos todos los creadores nos impiden, si queremos tener derecho a nuestra jubilación, seguir creando. Es una persecución económica que estamos sufriendo todos los creadores que no somos del agrado del gobierno “reinante”.

Y todo eso a pesar de que “…el Artista desempeña un papel importante en la vida y la evolución de la sociedad y que se le debe dar la oportunidad de contribuir al desarrollo de la sociedad y, como cualquier ciudadano, a ejercer sus responsabilidades en ella, preservando su inspiración creativa y libertad de expresión…” tal como dice la Unesco en su Recomendación Relativa a la condición del Artista de 1980.

Malos tiempos para la lírica dirían Golpes Bajos, y realmente son muy malos. Tanto que tal vez sólo podemos encontrar semejanza o comparativa en aquellos que se vivieron en la época franquista hasta llegados los 80. Donde la censura era más burda, pero igual de efectiva, propiciando el exilio, las persecuciones políticas y un estado de represión que está volviendo a repetirse, aunque sea de forma sutil.

Realmente estamos viviendo un retroceso de libertades conseguidas con mucho sufrimiento a lo largo de los años. Resulta cuanto menos curioso o sorprendente que leyendo la Recomendación Relativa a la condición del Artista de la Unesco de 1980, hoy en día tenga la misma vigencia, o incluso más que en aquellos años, que salíamos de una guerra civil, una dictadura y una época de transición.

Estos son nuestros tiempos, y también fueron los de ellos.

En el 50º aniversario del Club d’Amics de la Unesco de Alcoi pretendemos manifestar nuestro desconcierto ante unas políticas actuales que afectan al mundo de las Artes y nos hacen retroceder hasta la censura de la dictadura franquista. Y aunque es un tema actual, es probable que las nuevas generaciones no sepan que esto ya se ha vivido/sufrido. Y que el silencio, el olvido y la falta de memoria histórica hace que a estos nuevos “censores” les sea más fácil pisotear nuestros derechos inalienables como personas y artistas y que tanto esfuerzo les costó conseguir a las generaciones de artistas que nos precedieron.

A partir de esta reflexión, la de los derechos de los artistas a expresarse con total libertad ya que la Unesco considera que el arte desempeña un papel importante en la educación y que los artistas pueden influir en la concepción del mundo que tienen todas las personas, y especialmente los jóvenes. Nos encontramos que vivimos dentro una censura camuflada y oculta, pero censura, al fin y al cabo.

Nuestro país, y gracias a la incompetencia de nuestros gobernantes en cultura, está viviendo un momento de sequía intelectual propiciado desde las más altas instancias. Aparecen formaciones educacionales regladas en “Tauromaquia” y desaparecen la Filosofía o la Educación Cívica, y convierten la Educación Plástica en clases de manualidades. Tal como indica la Unesco “…Los Estados miembros deberían alentar, en la escuela y desde una edad temprana, todas las medidas que tiendan a reforzar el respeto por la creación artística y el descubrimiento y desarrollo de las vocaciones artísticas, y deben tener en cuenta que, para que sea eficaz, la estimulación de la creatividad artística exige la provisión de la capacitación profesional necesaria del talento para producir obras de excelente calidad…”. Actualmente todas las leyes educativas existentes insisten en la desaparición de lo creativo en el ámbito de la escuela institucional. Estamos creando nuevas generaciones de jóvenes que puede ser que saquen buenos resultados en PISA, o más bien resultados mediocres, pero que no van más allá de la estética o la manualidad. Sin ver lo que dicen realmente las imágenes. Es decir, sin formar a nuestros jóvenes en una conciencia crítica. Se está preparando un relevo generacional de jóvenes no pensantes y sumisos.

Por último, me gustaría tocar el tema económico. La Unesco nos dice que “… Se invita a los Estados miembros a que procuren, en sus respectivos entornos culturales, ofrecer la misma protección social a los artistas empleados y por cuenta propia que la que se otorga habitualmente a otros grupos de trabajadores por cuenta propia…”

Yo me pregunto, ¿por qué los artistas tenemos que regalar una obra para exponer en una sala? ¿Por qué ya no se compra obra desde las grandes instituciones, y sin embargo te piden que las cedas gratuitamente para adornar el despacho de un cargo político o para que coja polvo en un altillo? ¿Por qué, sin ninguna retribución económica, tenemos que enseñar nuestra obra o impartir talleres? ¿Se lo pediríamos a alguien con otro oficio? ¿Por qué no se paga el trabajo de los artistas cómo se paga el de un fontanero? Todos los artistas necesitan vivir con dignidad de su trabajo. Como sociedad debemos “…. garantizar que el artista sea remunerado por la distribución y explotación comercial de su obra y proporcionar al artista los medios para tener el control de su trabajo contra la explotación, modificación o distribución no autorizada…”

Esta exposición de artistas generosos y reivindicativos se crea a partir de la colección privada de Luis Ardevínez, artista perteneciente al movimiento de los 80, que ha cedido generosamente su colección privada a la UNESCO en esta conmemoración de su 50º Aniversario con la primera exposición de Obra Gráfica Original de artistas de la talla de Marx Ernst, Renau, Genovés, Alberti, Saura, Tàpies, Miró, Juana Francés, Ceesepe o Ana Juan entre otros.

En ella queremos resaltar la figura del artista exiliado, censurado y generoso. El artista que quiere llegar y comunicar al pueblo. Y lo hacemos a través de la Obra Gráfica Original que ellos usaron para poder difundir sus ideales o la situación que estaban viviendo. El artista que no está de acuerdo con lo que sucede en su momento histórico y lo plasma en su obra, el artista que no quiere que su obra sea propiedad de unos pocos, sino llegar al pueblo. Aquel que comparte, enseña y que, en consecuencia, también vive de su trabajo. Aunque sea de forma más económica. Con este fin, y gracias a Luis Ardevínez y a su colección privada, se organiza esta exposición de Obra Gráfica Original, dónde el grabado, la serigrafía, o la litografía es el medio para llegar al público, y que este sea propietario de obra artística a pesar del bajo nivel adquisitivo.

Y de paso, recordamos todos que la creatividad es un elemento esencial no sólo de la vida espiritual, sino también de la vida material y económica de individuos y pueblos.

Los artistas cumplen una función importante en la sociedad y el reconocimiento de su condición es, por ende, primordial. Por ello la UNESCO trabaja por la aplicación de la Recomendación de 1980 adoptada por la Conferencia General relativa a esta cuestión.