El Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert ofrecerá el próximo lunes una mesa redonda para analizar la influencia de José Estruch en el teatro español durante las últimas décadas. La RESAD estará representada por su director Pablo Iglesias y dos profesores, el dramaturgo Ignacio García May y el director teatral Eduardo Vasco, que estarán acompañados por Paco Alberola, profesor de la ESAD de Murcia.
“La huella de Estruch” es el título que enmarca esta nueva propuesta que se ha organizado como acto de clausura de la exposición documental sobre el director teatral alicantino que se inauguró el pasado mes de octubre en la Casa Bardín. La cita tendrá lugar el próximo lunes, 19 de noviembre, a partir de las 18:00 horas.
El coloquio se centrará en la influencia de Estruch en el teatro español de las últimas décadas. Dos de los ponentes, García May y Alberola, le trataron personalmente y fueron sus discípulos. El primero mantuvo una gran amistad con el director teatral y profesor alicantino, mientras que el segundo fue alumno suyo en la RESAD y participó como actor en el montaje de Medora (1978).
Por su parte, Iglesias hablará de la huella y recuerdo que Estruch ha dejado en la RESAD, donde el dramaturgo fue profesor de Interpretación y donde el aula de Teatro Clásico y la Asociación de Antiguos Alumnos llevan su nombre desde hace años. Vasco, que dirigió la Compañía Nacional de Teatro Clásico durante siete años y ha sido también vicedirector de la RESAD, intervendrá como moderador de la mesa.
Este acto cierra la exposición ‘Pepe Estruch. Imagen, voz y palabra’ que ha ofrecido desde el 2 de octubre una muestra de los fondos documentales donados el año pasado al IAC Juan Gil-Albert por Israel Chaves, custodio del archivo personal del director teatral. La selección de objetos fue llevada a cabo por las comisarias Juana María Balsalobre y Cristina Llorens.
De esta manera, el público ha podido disfrutar durante casi dos meses de fotografías, cartas, diarios, escenografías, adaptaciones teatrales, programas de mano, libros dedicados, grabaciones sonoras y visuales, e incluso objetos como el Premio Nacional de Teatro concedido a Estruch en 1990.
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