La Escuela de Fotografía L’ESPAI, con motivo de la celebración de su V ANIVERSARIO, ha programado la exposición «La luz oscura» del autor Carlos Canet, coordinada por el también fotógrafo, Carlos Balsalobre.
Carlos Canet es un autor cuya extensa trayectoria transita en los márgenes de la fotografía, tal como es entendida por la mayor parte del público. Un rara avis pues en su proceso de creación omite la intermediación de la cámara fotográfica para dar vida a sus obras. Un defensor de las posibilidades plásticas del medio frente a la exigencia académica que exige tomar la realidad como materia prima.
A caballo entre los procesos fotoquímicos en los que la luz escribe directamente sobre el material sensible y los procesos digitales que convierten dicha luz en un código binario modificable, la obra de Carlos Canet se muestra como una alternativa a las prácticas fotográficas habituales.
El hallazgo de una caja de negativos de los años 50 y 60 de origen vagamente desconocido fue el detonante necesario, la pulsión que abrió de nuevo la vía de la exploración sin el artilugio fotográfico.
Carlos Canet que regresa a la escena fotográfica, después de un último lustro dedicado a la cinematografía, con un trabajo inédito cuyo título«La luz oscura» evoca al ambiente del cuarto oscuro y su visión en negativo de las imágenes durante horas a lo largo de tantos años en el pasado.
Las obras que nos muestra son producto de la recuperación y resurrección de aquellos negativos a otra nueva vida y a otro nuevo uso. Un ejercicio postfotográfico que se sirve de la apropiación y la manipulación para continuar hablando del medio fotográfico con las dualidades pasado/presente, analógico/digital, positivo/negativo, gin/gang y propio/ajeno como resortes creativos.
El alicantino Carlos Canet, de formación libre, ha participado en numerosas exposiciones y eventos artísticos desde el año 1984, entre otros: Premio Jóvenes fotógrafos, Ministerio de Cultura 1988, «4 Direcciones» de MNCARS y ed. Lundwerg 1991, «La mirada indeleble» en Galería Moriarty 1990, Colectiva en Galería Fúcares, Almagro 1990, EXPO 92, Sevilla 1992, Fotógrafos Valencianos, Mie, Japón 1994. En la actualidad sigue investigando y produciendo nuevas ideas para el diseño de nuevas propuestas creativas.
PREGUNTA: ¿En que etapa, reencontrada, de tu fotografía te encuentras?
RESPUESTA: Cuando llevas muchos años en la misma línea, aunque evolucionando, pero sin tener distancia de tu trabajo crees necesario hacer un alto, en este caso a nivel expositivo. Me convencí de que quería abandonar la creación del corpus de obra que es un trabajo muy específico para desarrollar una exposición y prefería seguir el instinto. Liberarme de la rigidez para contar con el azar, el instinto y la improvisación. Las etapas expositivas para reafirmarme, probablemente, ya las he pasado.
P: ¿Todo empezó con Ernesto Asensi, en la calle Altamira, aprendiendo la técnica de laboratorio haciendo alquimia?
R: De aquella etapa recuerdo cómo trabajaba con los procesos primitivos de la fotografía, como los pioneros del sector. Al plantearme originariamente mi proceso creativo me basé en ese aprendizaje profesional , no tanto artístico. En casa mamé la fotografía por la afición intensa de mi padre a la misma y siendo joven me acerqué mucho a la historia de la fotografía, una antología que yo viví en primera persona.
P: Luego fuiste de alguna manera un fotógrafo de la movida madrileña, cerca de Alberto García Alix, entre otros, como Chema Madoz ¿Cómo recuerdas aquello?
R: Nueva Lente fue una revista muy significativa de las nuevas vanguardias de la fotografía antes de la movida madrileña y contó, entre otros, con Jorge Rueda en una época en la que la fotografía era muy minoritaria. Técnicas transgresoras, de forma más plástica que documental. Este movimiento de los 70 me pareció esencial. En cambio, los planteamientos de la movida a mí me parecieron y me parecen anticuados por ser más académicos.
El caso de Chema Madoz fue casual. Tras la Exposición “La Mirada Indeleble” en la Galeria Moriartiy de Madrid organizada por “El canto de la tripulación», una publicación donde se congregaron un grupo de artistas y fotógrafos bajo la mirada de Alberto García-Alix en una suerte de laboratorio de ideas y poesía visual. Esto permitió que para mí, por razones del galerista, hubiera una segunda exposición allí donde casualmente también participo Chema Madoz, y ya está.
P: Parece ser que tú no creías en la reproducción infinita de la fotografía, cosa inherente. Te cautivaba más la fotografía rupestre, de un solo original: la huella fotográfica.
R:Lo que yo hago no se entiende como fotografía. Yo no he trabajado en series pero he seguido una línea. Yo quería que la fotografía tuviera la huella humana, es decir, poner el elemento persona en la fotografía. Eso me llevo a emprender. Tratar la fotografía como material plástico. Esa idea de acción física me permitía tratar la obra no como una fotografía si no como obra plástica y esto nace en mi desde principios de los 80
P: Me encantó Manhattan, tu visión la urbe.
R: Fue una serie de disfrutar de foto tradicional dado que la ciudad de Nueva York es espléndida. En cualquier caso la fotografía como el cine perdió sus posibilidades de desarrollo. Cuando apareció el cine sonoro se perdió otras alternativas de comunicación previsibles al igual que significó la popularización de la cámaras de foto que limitó sus opciones de expresión.
P: Eres un obstinado en la formación. Recuerdo en 2016 tu participación en la primera edición del ‘Taller de Didáctica de la Fotografía. Aprendiendo a enseñar’, impartido por Ana Tallés organizado por el IAC Juan Gil-Albert, donde tu presentaste tu trabajo artístico “Técnicas prefotográficas”
R: He trabajado de formador y sigo haciéndolo. Hay que aprender a enseñar y a mi además me gusta. Por lo que aquella experiencia me pareció muy interesante para mí y que posteriormente se ha repetido.
P: ¿Fue un atrevimiento o más una inspiración o escusa el darle una nueva vida a las fotos que te regalaron y te hicieron crear este nuevo proyecto? Y, además, con menos abstracción que te gusta.
R: Volver al redil porque es la propuesta donde el negativo está tratado como producto más allá de los que dice la fotografía en sí. Donde aparecen los números de los negativos, los colores chillones. Era un reto porque quería trabajar con negativos desde hace años, pero en este caso lo hice con el de otros y darles esa segunda oportunidad como objeto a los negativos históricos de 6×6. Utilizar lo digital, pero con originales predigitales. En esta exposición el color quiere evocar el ambiente del laboratorio también. Cuando recuerdo mis tiempos de laboratorio recuerdo millones de fotos distintas, el agolpamiento de fotografías como ocurre en esta exposición.
P: ¿Todas las posibilidades plásticas de la creación frente al rigor academicista?
R: Si, porque otro lenguaje es posible. No se avanza si no experimentas, aunque sea de un modo academicista incluso. Me prima expresar y no copiar, el i+d de la fotografía.
P: ¿Nos puedes explicar a los-as lectores tu técnica esencial de producción fotográfica?
R: Prehistórica. De recursos de otra época. De alguna manera no innovo nada en algunos aspectos porque utilizo técnicas muy primitivas con evolución, y me gusta, que además es menos complejo y menos mecánico.
P: Ahora la fotografía es un arte muy democratizado. Las nuevas tecnologías han conseguido hacer muy cercano a todos el hecho de hacer un click y compartir las creaciones en una red de seguidores. ¿Esto lo ves solo con connotaciones negativas o eres optimista y aceptas esos cambios sociales?
R: En principio es bueno pero como en todo se crean corrientes que arrastran a multitudes. Hay más fotógrafos que nunca y mejores pero también más corrientes de opinión. Ahora hay estilos imperantes que hacen que como consecuencia existan quinientos mil que siguen esa corriente y lo negativo es que no se acepten o conozcan nuevos planteamientos, en el mercado, la comunicación o para los espectadores.
P: ¿Te atreves a opinar por dónde crees que va la cultura en Alicante? ¿Por dónde también la fotografía, ahora que nuestra ciudad acoge un encuentro internacional que es PHOTOALICANTE del que lleva cuatro ediciones?
R: Hay una cantidad de actividades culturales ahora que no sé si hay tanta gente. Cuando yo empecé, la primera exposición que hice la realizamos en los bajos del Ayuntamiento de Alicante porque todavía no había ni salas de exposiciones. Por lo que me parece estupendo esto que está ocurriendo en la ciudad pero cabe decir que las artes plásticas pueden ser la hermana pobre, de hecho el nivel de galerías en la ciudad es bajísimo, está en el límite.
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