Mother, Consumed es la segunda exposición individual de Susana Guerrero en la galería de arte 532 Thomas Jaeckel de Nueva York. La autora presenta una serie de esculturas que exploran la catarsis entre madre e hijo durante la gestación, ese período en el que dos vidas están entrelazadas y la mujer comparte sus propios órganos, sustento y espíritu para que un nuevo ser completamente autónomo pueda brotar al mundo. Parcialmente inspiradas en el mito hispano-mediterráneo “La Mare dels Peixos”, en el que una mujer entrega su propia carne para engendrar otras vidas, para renacer después de nuevo. 

Estas obras nos hablan de tener otro cuerpo dentro del nuestro, de ser devorada y atravesada por él, de que los órganos de nuestro cuerpo sean expulsados de su lugar común y aparezcan otros nuevos que ocupen su lugar, de que ya nunca vuelvan a estar donde estuvieron. De la hembra alimentadora con el poder de dar y con el poder de quitar la vida.

Las obras de Guerrero fusionan el proceso tradicionalmente femenino de tejer con materiales más comunes encontrado en el ámbito históricamente masculino de la fabricación mecanizada en masa. En Arrancarse los Dientes, un puñado de dientes humanos de cerámica descansan dentro de una delicada jaula parecida a un útero hecha a partir de tiras de metal y las afiladas espinas de la planta medicinal Agave. Rechinar, desgarrar, curar y alimentarse se ven forzados a un incómodo acuerdo simbólico. Una jaula espinosa similar se ve en La Madre (La Madre, 2020) como la parte inferior de un corsé tejido con un cable eléctrico aislado rojo que fluye por la pared y hacia el piso y luego se transforma en una inundación azul con forma de onda, insinuando la profunda interconexión entre el los ciclos naturales de la menstruación y las mareas del océano. Por el contrario, algunas obras del programa utilizan un un brillo descaradamente industrial para parodiar la suavidad de la carne, como en Bomba de Leche (Milk Bomb, 2009), una dura esfera de cerámica cubierta con tetinas de biberón doradas, creando una inquietante tensión entre instinto maternal y fría autoprotección, y tal vez la idea de que se puede ganar fuerza a través de tal auto-entrega.