Para dar un primer vistazo a Torb podemos emplear la contraportada “Torb es un texto a menudo crepuscular, de claridades tamizadas y oscuridades intensas, pero dónde también se mezclan algunos estallidos de luz que constatan que, siguiendo el hilo que une pasado y presente, la vida continúa… Jan sabe que vivir implica asumir… un rastro de pecados. El mundo no se para, y él tampoco tiene más opción que intentar continuar adelante… Por el camino encuentra personajes que explican diferentes pasados y presentes, deconstruyendo la realidad y exponiendo los límites del alma…”

Bajando hacia la concreción, se puede decir que juntando las diferentes capas de relato, Torb es un viaje personal, histórico y geográfico, dado que la novela revisita episodios históricos que todavía marcan el presente, como por ejemplo la guerra civil, pero también episodios personales del protagonista. Justo es decir que, pese a los problemas, Jan, no pasa por su mejor momento, y de forma paralela, el país no parece que vaya muy mejor, todo y la apariencia de rutina y orden.

Igual que la costumbre acontece ley, la mentira acaba pareciendo verdad, y durante la lectura se encuentra un xim-xim de disonancias hacia el poso de verdades establecidas, las verdades íntimas que cada cual lleva al zurrón, y las verdades aceptadas socialmente.

Como el texto no pretende ser políticamente correcto, no evita trasladar el matiz escéptico de los personajes, ácrata, característico de los catalanes, hacia la cotidianidad y las verdades oficiales. La normalidad parece secuestrada por la propaganda, dado que, a medida que transcurre el relato, las realidades que se superponen van dibujando un paisaje bastante diferente de un mundo civilizado y justo. Solo el pequeño cobijo de la buena gente: Manel y Sergi, las Carmes… permite al protagonista boquear sin hundirse. Porque a pesar de que individualmente sean un esquitx social, existe la buena gente, personas que si tuvieran un botón, quizás lo cambiarían todo. “Las revoluciones son como la limpieza de los sábados, son precises”, concluye la señora Carme en un momento dado, a pesar de no tener nada de revolucionaria.

Eduard Llaudó Avila

Nacido en Igualada hace demasiadas décadas, también he vivido bastantes años en València, y actualmente devuelto en Cataluña. Aparte de enseñarme a estimar los diferentes matissos de la cultura común, esta experiencia geogràfico-cultural me ha sido muy útil en diferentes pasajes de Torb. Nació en los 60, por lo que ya ha visto muchas coses, tanto históricas como culturales. Y que estima el País Valencià como si hubiera nacido aquí.

Autor también de la obra Racisme i supremacisme polítics a l’espanya contemporània. Alrededor de la Guerra Civil española cogió bastante un racismo unitarista. El régimen golpista del general Franco desplegó acciones represivas muy claras, envueltas dentro de una corriente internacional favorable entonces a la eugenesia y la clasificación racial del mundo. Básicamente reprimiendo todo.