De nuevo Septiembre, comienza el curso escolar y a muchos nos quedan difusas aquellas sensaciones de olor a libro nuevo, de las colas para comprar cartera, libretas, chándal… Cuando iba al colegio lo hacía con ilusión, me gustaban mucho las clases de plástica, donde me pringaba de pintura las manos, la cara y hasta el alma …disfrutaba las clases de teatro con las que me crecía y cómo no también el coro, en horario lectivo escuchaba atenta todo lo que decían mis profesores y leía cada lección de texto, intentando memorizarla, pues ingenuamente creía que podría llegar a tener una «wikipedia» en mi pequeña cabecita. Todo iba bien…bueno todo no… odiaba las Matemáticas y aún hoy día no entiendo la obsesión de este país por dicha asignatura, no me gustaba la educación física, ni que me miraran mal al hacer preguntas cuestionando lo que me explicaban los profesores, aunque cada una de esas miradas me hacía envalentonarme para seguir preguntando. Para nada me motivaba la «selva» en la que se convertían los recreos, cada personita buscando su roll ..todos menos yo. A mí me despertaba más curiosidad las zonas cerradas del colegio y los gatos abandonados que se colaban por la reja de la antigua zona de preescolar con los que compartía mi almuerzo. Para mí, carecían de interés los juegos aburridos del patio y las historias para no dormir del padre o la madre de este o de la otra. Aprendí a conocerme a través de mis experiencias y de mi individualidad… ya en tercero de E.G,B. me costaba mantener la atención pues me aburría mucho en clase, muchas cosas me sonaban a mentira y  mi mirada se desviaba hacia la ventana que quedaba justo a mi izquierda y desde donde se veía toda la ciudad. Imaginaba quién vivía en aquella casa o en aquel barrio y en cómo era su vida, mientras me agarraba un cabello, lo giraba y veía el arco iris al exponerlo al sol… eso siempre me provocaba una sonrisa. Alejada de aquello como digo, la semana pasada, un artículo y su autora, Mónica (a la que he tenido ocasión de conocer) me hicieron regresar a aquellos tiempos.

No conocía su historia, ella es un poco más joven que yo, simpática, tímida y muy agradable, una de esas personas que hace las cosas bien, una de esas personas con las que disfrutas y aprendes, es tranquila y mantiene una sonrisa mientras conversa. Su artículo hablaba de su experiencia en el colegio, lo que hoy llamamos Bullying, algo que en su caso nadie supo parar (si acaso empeorar), haciéndola vivir una negativa experiencia vital que la marcó. En su experiencia se reiteró más en que la persona objeto de acoso se integrara con sus acosadoras que en parar a estas. ¿Por qué a Mónica se la obligaba a tener una compañera de autobús distinta cada día? Nadie le preguntó si quería ir sola o quizá a ella no le apetecía compartir con las mismas niñas que le hacían sus horas difíciles… y ¿qué hay de los profesores…? Una profesora que consiente que en un examen una niña se burle de una compañera sin que existan consecuencias, unos docentes que deciden que una alumna no vale para estudiar sólo porque las demás le afectan en el rendimiento…? No entiendo que nadie le explicara a Mónica que ella podía ser feliz, que no necesitaba a todas esas perdedoras sociales a su alrededor, que se habían fijado en ella porque era buena, tímida y callada y seguramente esas son cualidades que hacen que un cobarde se fije en alguien, pues le haga lo que le haga a una persona tan magnífica, esta nunca responderá igual. Mónica no sólo fue Víctima de sus compañeras de clase… lo fue de todo un sistema al que le interesan los futuros bullyers, la competencia social y las jerarquías …por eso se juzgó a Mónica y no se hizo NADA , por mejorar su situación. En esta sociedad   se deja bien claro que la gente buena y tímida como Mónica, al artista , al que es fiel a si mismo, al que destaca y no se somete a las reglas jerárquicas… en definitiva al libre que  tiene un lugar en esta sociedad y que debe forzarse que no esforzarse  todo lo posible por caber donde nunca encajaría de forma natural al ser sus valores y naturaleza de más alto nivel que el concepto de sociedad en el que vivimos y que confunde y acusa al bueno de tonto, torpe o incapaz, al artista de vago, al libre de loco o ridículo, al extranjero de peligroso. Mónica tenía y tiene mejores valores que todos aquellos que desde principio a fin tomaron parte en su vivencia.

Su historia nos lleva a la mía, mi acoso comenzó cuando iba a clase ya con chicos, se juntaron en mi vida varios frentes, mis abuelos habían muerto ese mismo año, lo que me había provocado un duelo muy doloroso (yo me había criado con ellos), adolescencia, divorcio de unos padres a los que apenas conocía y con los que me había visto obligada a mudarme hacía poco. Chicos cabreándome, chicos empujándome, chicos que me decían que les caía mal, chicos que me gritaban, chicos que me amenazaban, chicos que me insultaban y me pegaban y a los que ni contestaba pues tenía dolores más fuertes en mis entrañas con los que lidiar, alguno me defendía , pero aquello me hacía sentir débil o incapaz…no estaba interesada en inspirar pena, ni en convertirme en quién no era con la excusa de defenderme,  una peleona, una chica cruel que era a lo que me estaban empujando a ser. Alguna vez me defendí y entonces todo paró unos días …pero nunca más de 2 semanas consecutivas. Tarde o temprano aquellos chicos tomaban mi silencio como cobardía o miedo creciéndose más y más contra mi día a día… quizá por eso hasta hace poco, pensaba que el amor no existía o que tenía fecha de caducidad y ¿qué iba a pensar cuando en plena adolescencia un montón de chicos te tratan así cada día? La imagen que tenía del sexo masculino no podía ser muy positiva… He comprendido que la sociedad dice cosas como que hay que apoyar a los que se salen de la norma y detener a los Bullyers mientras que en realidad la sociedad en si misma premia a aquellos que se comportan en tal manera y castiga a todo aquel que se sale de la norma, te digo esto y hago esto otro , soy una sociedad hipócrita y de quedar bien , Bueno ahora parece que somos más tolerantes al fin y al cabo han pasado veintitantos años de la vivencia de Mónica o de la mía, ahora puedes ser lo que quieras, mientras no lo digas… vamos avanzando, se trata de guardar las apariencias, esta sociedad enferma no avanzaría por los derroteros piscopáticos por los que anda si no fuera por premiar fechorías o no castigarlas en exceso, pero si hemos avanzado ….¿Por qué ahora se suicidan niños y adolescentes por esta causa? .

Gracias a Mónica y a algunos de mis compañeros de clase que hoy en día  trato (dejo claro que ninguno de los tres que nombro a continuación se metió nunca conmigo) como S.M. que adora a su mujer Ana (demostrándome que hay hombres que aman y cuidan), J.M. que me pidió perdón por si alguna vez me había hecho daño y me manda mensajes de amistad, cariño y respeto o  F.H. que tras hablar de todo este tema una tarde tras despedirnos me abrazó como un padre, como un amigo sincero, dándome paz.. y empecé a entender. Escuché en mi un llanto… era  la Kathy del cole, que vino corriendo a recordarme su historia «tranquila», le ha dicho la Katherine que soy hoy en día, «llóralo todo, voy a cantar tu canción favorita: https://www.youtube.com/watch?v=c5S6DFiQyWo  mientras acaricio tu pelo mi niña, porque te quiero y te quiero por como eres porque tú eres preciosa tal cual, y ella por fin aliviada aunque con restos de lágrimas y respirando con dificultad me ha sonreído. Ojalá te hubiera conocido entonces Mónica, ojala hubiera conocido a otras personas a las que les pasó lo mismo y que curiosamente todas tienen algo en común …son geniales, buenas, libres artistas o escritoras.. las que hacen que la sociedad sana funcione. El mediocre no perdona al que destaca , por ello Mónica, escribe tu libro, toma tu voz, di tu verdad, felicidades por tu trabajo y por no callar y gracias por ayudarme a entender que dentro de mí una Kathy de 14 años aún lloraba regresando del colegio tras treinta años, una niña que ahora es mujer y día a día se quiere más, gracias por reconciliarme con aquella Kathy que era una Diva con 20 años porque se protegía de los chicos, la kathy trientañera que se centró en su trabajo y estudios de forma obsesiva para evitar tomarse ninguna relación de pareja en serio, Gracias Mónica porque todas hoy me han sonreído felices. Para leer el artículo de Mónica: https://issuu.com/avalcae/docs/revista_0001_abril-2018