En el ciclo Dimarts de Poesia i Narrativa organizado por el espacio cultural Viva La Pepa 

el mes de noviembre pasado tuvo a una poeta que cautivo al público que fue Mayte Hueso  quien ganó el certamen.

Es una persona alegre pero también especialmente sensible. Le preocupan mucho las personas que le rodean, es muy pasional y temperamental, creciéndose ante las dificultades.

Para escribir poesía todo le sirve: una foto, una canción, pero tiene un par de temas recurrentes como son el amor, de cualquier tipo, y la tristeza. Las emociones humanas, por tanto, le atraen mucho.

Hoy Mayte nos ha preparado una colección de cinco poemas para que conozcáis su voz y os apetezca seguir leyéndola. En la actualidad lo podréis hacer periódicamente desde su cuenta de Facebook.

TURBACIÓN

Turbación…

Sintiéndote cerca

recorriendo mi camino.

Turbada…

Tendida sobre la cama mientras clavas tu mirada

e incesante vigilas la redondez de mi vientre,

el palpitar de su pequeño agujero.

Perturbación…

Sin motivo aparente

me regalas tu desprecio, Ya no te quiero.

Perturbada…

Revuelvo en las iras del abandono,

me enfrento descarada,

con fingida indiferencia,

al momento que me atrapa.

Perturbas.

Azotas.

Me turbas.

Masturbas, el dolor de mis entrañas.

UNIVERSOS

Tengo una cajita que es el país de los des-emparejados, de los huérfanos que perdieron a su mellizo, a su pareja, su complemento, dejándolos in-completos, in-servibles.

Esa cajita aguarda escondida en un cajón con todos sus habitantes llenos de esperanza en una cárcel de cartón; esperanza que no es otra que la misma que tiene la dueña que los dejó allí mutilados.

Justo debajo, hay otro universo de madera que se hizo hogar de las víctimas de un rapto, sí, sí de un rapto, de una desaparición que cómo a los habitantes de arriba los dejó solos, en paro, desahuciados para su cometido.

Ellos no hablan entre sí, apenas le separa una fina madera a los unos de los otros, aun así, los de arriba y los de abajo, comparten tristezas, soledades, paciencia en su espera, y a la misma culpable de su desamparo.

Mis pendientes, huérfanos, instalados a la fuerza en su hogar de cartón, piensan que los pobres vecinos que no disfrutan del ático como ellos, quedarán olvidados a la espera de ser desalojados en un ataque de orden.

Y entre tanto los desdichados calcetines, moradores de la segunda planta se agitan con la esperanza de un niño cada vez que oyen un centrifugado, confiados en que su pareja será expulsada de nuevo a su lado rescatándolos del olvido.

Yo, causante responsable de tanto dúo convertido en unidad, imagino cómo sería aunar necesidades, alegrías, deshacer universos de pobladores solitarios, convirtiéndolos en parejas dispares, por qué no? antagónicas, que en nada se parezcan excepto en lo primordial, las ganas de volver a ser funcionalmente queridos, así que de vez en cuando me asomo a los huecos que los cobijan y busco el valor de hacerlos pareja sin pertenecerse, tan solo compartiendo destino, mis orejas o mis pies, y que el mundo sin que nos importe, se pregunte… ¿ Se habrán equivocado ?

Feliz vida, si vivís en uno de esos universos dispares.

GRIETAS

                 La vida está llena de almas con disimulos, de velos que

                 enmascaran pequeñas roturas en las personas que circulan

                 a nuestro lado.

Todos decimos buscar la felicidad, ese estado ansiado que nos dibuje una sonrisa en el  que podamos colgar el cartelito de «no molestar, estamos completos», como si de un negocio se tratase.

Y luego llegan las dudas, la brisa que mueve esos velos dejando al descubierto las grietas, las penas para las que no existe maquillaje que enmascare.

Las personas están llenas de vida que se les olvida vivir, ancladas en pasados que ellos mismos distorsionaron, que como pequeños trozos de ferro-cromo se enredaron dejando lo anteriormente grabado en un nudo donde ahogarse.

Los silencios están llenos de personas que mueren por hablar, por encontrar esa primera sílaba que les conduzca a la palabra que des-enrede el miedo que les impide darse sin exigencias, con el reconocimiento de sus propias carencias y la aceptación de las de los demás.

Las soledades están repletas de manos que se quedan flotando en un aire de orfandad, de seres que dicen querer vivir, de vidas con miedo a soltar, de llegadas que acaban siendo una partida porque no hay hueco dónde poderse quedar.

Ahora todo parece necesitar una distancia; aunque si fuéramos capaces de quedarnos un rato, un pequeño instante, una leve brisa,

 y escucháramos el eco de esa grieta desnuda, quizá, solo quizá podríamos arrancar un alma de la necesidad de disimular.

Las personas necesitan hablar, y nosotros, incluso siendo islas, oír a quién clama por salir de su silencio.

LLUVIA

La lluvia siempre guarda algo más que su caer, esconde algo en su

incesante humedad que no despeja hasta su huida. Y cuando su

marcha se hace real, empiezas a descubrir sus rincones.

Hay chaparrones que vienen vestidos de rojo, verdades en el

descenso mecánico de unas escaleras, ese después que no

esperas pero te asalta mientras tú te afanas en no perder un tren;

sin saber, que el billete ya estaba vendido antes del deseo de ese

el viaje.

Hay tardes de manta y sofás mojados a la intemperie, de aires que

agitan ramas en árboles ajenos con raíces que perforan tu tierra

interior, de voces que como siempre llegan de la mano de otras y

acunan lo que ya no tiene lecho para dormir.

Hay melancolías, nostalgias, recuerdos sin parir, historias

imaginadas y marginadas, macetas de lavanda regaladas a

sonrisas que no llegaron, amantes sin amor, amor agonizante….

Y lluvia, hay lluvia, gotas , baldosas mojadas, barro que resbala,

hojas que lo rozan, flores que lo preñan, sonido de un caer sin

permiso, de un tamborileo, de unas ganas de soñar, de un sueño

que nunca será realidad….

SEGREGACIONES…

     ¡ Oye !

     Tú, si tú.

Dices que ya no segrego,

que me he convertido en un páramo,

en un paisaje hostil y yermo.

Miras mi ombligo desde ti desdén

y dices qué ya no palpita,

que el cuerpo que lo habita,

no es más que una cavidad vacía,

una piel que no se excita.

Me observas.

Haces ese gesto porque crees que no te

observo;

que vivo ajena a mí, en mí.

Y juzgas, y sentencias…

» No segrega, está seca «.

Y yo empapada por dentro,

contenida en mis fluidos,

deseando derramarme me lleno de aire;

Giro sobre mí,

te rodeo,

freno los líquidos de mi cuerpo,

y despacio, sin la prisa que me concede vivir

en mi humedad,

contemplo la risa de mi motivo para estar…