Carmina Seva vino a vivir a la ciudad de Alicante al cumplir un año de edad. Se trasladó con sus padres y su único hermano a Alicante, donde vive hasta la actualidad, por lo que se considera alicantina por los cuatro costados. Ya desde niña, mostraba su inclinación por la Literatura, leyendo e inventando cuentos, historias y versos que guardaba celosamente.
Estudió solfeo y piano en el Conservatorio de Música en Murcia, obteniendo el título de profesora. Carmina Seva contrae matrimonio a los veintidós años de edad de cuya unión nació un hijo. En 1983 fallece su esposo, por lo que queda viuda con tan solo 48 años.
En 1985, Carmina Seva, entra como vocal en la Junta Directiva de la Asociación de Amas de Casa y Consumidores “Lucentum”, siendo elegida Presidenta de la misma en 2004. A los pocos meses consigue formar el Grupo Literario “Lucentum”, colectivo que dirige desde entonces. Otra de sus aficiones es la pintura, habiendo participado en algunas exposiciones colectivas. Pero lo que verdaderamente le atrae es escribir, sobre todo poemas, que le brotan espontáneamente en momentos puntuales de su vida.
Carmina Seva publicó su primer libro de poesía en 2011, «Retazos de una vida» (Editorial Club Universitario) en el momento de su publicación expreso de él: «Siempre tuve la necesidad de plasmar sobre el papel los sentimientos que, según mi estado de ánimo, han ido fluyendo desde lo más profundo de mi alma. Mis tristezas, alegrías, la vida, sensaciones al mirar el mar… son trozos de corazón que han quedado reflejados en estos versos, que brotaron espontáneos en distintas etapas de mi existencia».
Su más reciente publicación «Intensidad» (Editorial Club Universitario, 2017) hace que Carmina Seva mire de nuevo hacia atrás «Han transcurrido siete años desde que publiqué Retazos de una vida, mi primer libro de poemas. Eran los que encontré, guardados durante mucho tiempo, como quien esconde un tesoro». En este su segundo libro recoge esos poemas que «…poco a poco, han ido brotando, con enorme intensidad, en días y momentos puntuales y que sentían la necesidad de ver la luz; no estar ocultos en la bóveda del alma».
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