Vera Lebrón estudió en París, en la Escuela Internacional de Teatro Jacques Lecoq. Allí cursó un trimestre en el LEM (Laboratorio para el Estudio del Movimiento) donde la plástica, la arquitectura y el movimiento se unían a modo de fusión, algo que llama su atención a día de hoy. Se ha formado con Isabel Úbeda, Igor de Quadra, Norman Taylor y Leticia Ñeco en cuestiones de teatro físico, movimiento y danza.

El pasado mes de julio quedó como finalista en el concurso musical Emerge Alicante, que busca dar una oportunidad a solitas y bandas para abrirse al panorama musical actual. Aquí, Viika aparece en el escenario por primera vez.

¿Cómo empieza a despertarse en ti el querer dedicarte al mundo artístico?

“Desde muy pequeña, siempre he tenido esta vena artística y principalmente por un movimiento interno, me costaba expresarme con palabras, entonces lo que hacía era sentir a través de imágenes, sonidos…Fue una necesidad más de expresión, empecé a escribir, bailar y a escuchar música. Luego fue a través del teatro como empecé a canalizar todo esto”.

¿Qué diferencia a Vera Lebrón de Viika?

“Viika es como un alter ego para mí, sería como esa persona que se atreve con la música. Vera Lebrón es la que ha estado ligada con el teatro o la danza. La música siempre ha estado ahí, como te digo, desde pequeña, pero como que al no tener una formación musical reglada no me atrevía, siempre he compuesto para obras de teatro, pero es una decisión de decir que Viika es enteramente musical”.

¿Cómo ha evolucionado tu estilo?

“He empezado mi proyecto Broken Land con la música electrónica o más bien la música digital a través de los teclados que yo estoy componiendo y demás. Aunque no tenga los conocimientos técnicos suficientes de por ejemplo instrumentos que son analógicos, yo empleo la música digital para extraer todos esos sonidos. Con mi teclado compongo sinfonías, porque a pesar de ser música electrónica, pretende ser una música más sinfónica dentro del estilo que hago, que no se definirlo muy bien porque hay mucha sinergia de estilos. Luego dentro de la voz, la característica más principal sería el spoken word que utilizo pero que va más allá de narrar, también hay melodías que tienen protagonismo”.

¿Qué te hizo presentarte al concurso Emerge Alicante?

“Necesitaba un empujón para empezar con la música. Estuve viendo convocatorias, apareció y pensé que sería perfecto para centrar mi proyecto”.

¿Qué destacarías de tu paso por el concurso?

“El actuar en un gran escenario fue súper bonito. No siempre tienes ese tipo de medios para exponer tu música y bueno, para mí fue lo más interesante. Luego compartir escenario con la ganadora y la otra banda finalista, son gente que ya está avanzada en la música”.

¿Qué buscabas transmitir en el escenario?

“Siempre busco una vena comunicadora, y eso me pasa ya sea actuando, sea cantando o sea componiendo. Más que centrarme en un género o en una línea instrumental precisa, mi objetivo es más transmitir emocionalidad con las letras, los sonidos…Que el espectador se sumerja en ese viaje emocional”.

Pensando en el futuro, ¿Qué idea tienes en mente?

“Lo que sucedió en Emerge Alicante es una muestra de algo que va a ser más grande. Fueron seis temas, pero la idea es hacer un espectáculo mayor, un espectáculo musical pero escénico donde hay proyecciones audiovisuales que tienen una línea narrativa acompañada por la música. En escena son dos músicos en directo y luego una corista. Busco que tenga eso, un componente más dramatúrgico con las imágenes, las escenas, las canciones, las letras…Estamos buscando un lugar para estrenar, financiación para poder llevarlo a cabo, que empiece a girar y a moverse, que no se quede solo en un concierto, que sea el principio de algo, un proyecto escénico en formato de concierto”.