La Casa del Mediterráneo nos brindó un encuentro en marzo con un escritor mediterráneo que entiende el mar como una de esas cosas esenciales para compartir en su vida. Gonzalo Manglano es escritor unas horas y otras es director del Instituto Cervantes de Estambul. Ciudad esta, Estambul, muy celebrada durante mayo en Alicante, dado los actos culturales vinculados a Turquía que también promueve la  Casa Mediterráneo.

Gonzalo Manglano viaja entre páginas en blanco, siente a U2 y sueña e imagina historias que llevar a sus libros. La mediocridad le perturba tanto, pero es proporcional a la intención creativa que le inspira.

Al autor se le vio cómodo y cercano durante el encuentro que se celebró en ese pequeño-gran rincón de la literatura de la ciudad de Alicante que es la Librería Pynchon&Co de todos nuestros amores. Marina Vicente, directora de la nueva Editorial MANKEL de Alicante,  modero este encuentro, como solo ella lo sabe hacer. Gonzalo Manglano, predispuesto a contestar a las preguntas de nuestra revista se tomó todo el tiempo necesario. Eso nos encantó, porque para sentir la literatura y sus autores no tenemos prisa, solo ganas.

Pregunta: Dices que haces una literatura cercana al lado humano de las personas. Entonces, ¿consideras que tu literatura tiene un lado casi terapéutico para el/la lector-a para encontrarse con su propio ser y mejorar como ser humano también.?

Respuesta: La literatura trata de llegar a lo incomprensible de la condición humana, del mundo, a través de la ficción. De modo que esa ficción debe conectar con el lector para contarle una historia y deslizar las preguntas y los planteamientos que la acompañan, para involucrar al lector en el asedio a la realidad que supone toda obra literaria. La cuestión es plantearse qué significa eso.

Yo trato de escribir con mis personajes y eso significa conocerlos a fondo, saber que deben ser tan humanos como cualquier persona con la que nos cruzamos a diario. Ni más ni menos. Y esto me lleva a varias cuestiones relacionadas con mi forma de escribir.

Por un lado, intento que cada uno de los personajes que se asoma a alguno de mis libros tenga una vida de principio a fin, una vida que, por supuesto, el lector no llega a conocer, pero que intuye porque el personaje está vivo. Del mismo modo que no sabemos qué sucederá, cuál será la vida de la mayoría de las personas con las que nos cruzamos, incluso de aquellas que llegan a tener cierta importancia en nuestras vidas en un momento concreto, pero sabemos que tienen una vida más allá de los momentos que conocemos o en los que los tratamos. Una vida que no solo son acontecimientos concretos, sino la forma de vivirlos, de asumirlos, de convertirlos en su modo de estar en el mundo, de caminar.

Por eso, porque trato de entender a los personajes que aparecen en mi historia, de entenderlos y de saber que no puedo obligarlos a actuar de forma caprichosa, sino según la forma de ser de cada uno. Eso conlleva que el lector se sienta parte de la historia, que conozca a los personajes y quiera saber qué les pasa o por qué actúan de un modo u otro; que entre en la historia y se plantee las cuestiones que se mueven entre los personajes, que corren por la historia. Cuando eso sucede, entonces el lector hace suyas las preguntas que se ocultan entre líneas, entre los personajes, entre las ideas que dieron origen a la novela.

Y eso es la literatura. Lograr a través de la ficción, del uso del lenguaje, que el lector convierta esas preguntas en propias a través de la historia que lee, en parte de la mirada que derrama sobre el mundo, que lo llevan a cuestionarse cuanto le rodea y, por tanto, a buscar una concepción propia de mundo, de sus circunstancias.

P: De cualquier género de lo que has escrito, cuál es el libro que no te cabría dudas recomendar de Gonzalo Manglano y el motivo.

R: En estos momentos recomendaría sin duda, «Arde, memoria». Porque es el último libro, la última novela que he publicado. Porque creo que logra que el lector se deje cautivar por la música de las palabras y por el ritmo de la narración. Porque los personajes que allí viven merecen ser conocidos. Porque plantea cuestiones que me gustaría que calasen en la conciencia del lector.

P: ¿Cómo presentarías la novedad literaria que has dado a conocer en la librería Pynchon@Co de Alicante? Dicen de tu libro que trata de la incomprensión y de la brutalidad, de las injusticias sociales o los abusos de poder del hombre, de la sociedad, sobre la mujer. Estás por tanto, si es así, luchando contra esta clara injusticia desde tu fotografía literaria.

R: Así es, en esta novela concurren muchas circunstancias. Se plantean muchos temas y situaciones. Habitan muchos y muy diversos personajes formando parte de las historias que cuenta, de las vidas que en ella se cruzan, del tiempo, del espacio, de las distintas concepciones del mundo, de la búsqueda de varios tesoros, desde uno artístico y económico a la libertad, el amor, el tiempo, la justicia, la identidad o la memoria. Presentaría «Arde, memoria» como una historia en un lugar lejano que nos rodea y se convierte en un mundo cercano, un mundo que ya conoces aunque aún no sepas cómo, un lugar por el que todos nos hemos preguntado.

Portada de "Arde, memoria" (HUERGA & FIERRO editores)

Portada de «Arde, memoria» (Huerga & Fierro Editores)

P: ¿Qué significado profundo tiene la memoria en tu nueva obra?

R: La memoria es un tema, un personaje fundamental en la novela como ya se pude leer en el título. En este caso la memoria tiene diversos significados. Y la importancia nace en varios lugares. El más íntimo, el más personal, es la relación que he tenido con la pérdida de la memoria, mi padre murió enfermo de Alzheimer, y la pregunta que eso me plantea sobre el lugar en el que queda la identidad personal ante la pérdida de la memoria, de los recuerdos, de quien creías ser y ahora olvidas. Esa pregunta se une al planteamiento filosófico que está en la génesis de «Arde, memoria»: el ser y el tiempo, las distintas formas de inmortalidad, la identidad en la memoria.

La novela plantea que la memoria es capaz de cambiar el pasado cuando, al evocarlo, lo modifica. No de forma literal, pero si con la suficiente contundencia como para mover el futuro en una u otra dirección. De algún modo, la memoria es más importante que la Historia, la forma en que se recuerda el pasado tiene más peso que los hechos objetivos. Y eso, en ocasiones, es un arma muy poderosa que manipula, voluntariamente o no, el devenir de las personas y los pueblos.

P: ¿Qué simbolismo has pretendido con la Isla de San Lorenzo?

R: La Isla de San Lorenzo simboliza el mestizaje en su sentido más amplio. Es un lugar desgajado del mundo, sin una raíz de la que nazca una única memoria. Un lugar en el que tratan de convivir distintas culturas, diferentes modos de ver el mundo, distintas formas de sobrevivir. Miradas que no acaban de encontrarse, distintas lenguas y concepciones vitales, preguntas con muchas respuestas, vidas paralelas que  se miran sin verse. San Lorenzo simboliza el mundo, pero encerrado en una pequeña isla donde es más fácil ver tanto los opuestos como los caminos que se cruzan.

Marina Vicente y Gonzalo Manglano en Pynchon&Co. Foto: Juanjo Cervetto

Marina Vicente y Gonzalo Manglano en Pynchon&Co. Foto: Juanjo Cervetto

P: Como trabajas en una institución tan relevante en la defensa del español, ¿qué te ha parecido la decisión del gobierno de España de establecer una estrategia de Estado agrupado en la Marca España como organismo impulsor del Español?

R: En el Instituto Cervantes nos dedicamos a la expansión y difusión del español y de la cultura en nuestro idioma. Todos los gobiernos de España, con independencia del signo político, han tenido claro que el español es un tesoro. Las estrategias que tratan de promover la difusión de nuestro idioma y nuestra cultura siempre son bienvenidas. Personalmente, más allá del nombre que se le dé, me gustaría que se apoyara más decididamente la educación y la cultura. Porque, sin duda, un país que invierte en cultura, invierte en su propia existencia, en su desarrollo y en su futuro en todos los ámbitos socioeconómicos. La inversión en educación y cultura es la más importante que pueden hacer. Porque es una inversión que hará que sepamos a dónde vamos, frente a muchas otras que solo nos llevan más deprisa.

P: En este sentido, qué opinión te ha merecido la opinión de los países hispanoamericanos y algunas de sus instituciones públicas la respuesta que han tenido de incomodidad ante esta decisión del gobierno español, según hemos leído en los medios de comunicación.

R: El Instituto Cervantes difunde a cultura en español, la cultura que se crea en el idioma de todos los hispanohablantes. Tenemos la suerte hablar un idioma común a muchos países y para las lenguas, por suerte, no hay fronteras. En todos los centros del Instituto Cervantes trabajamos con las representaciones culturales de los países hispanoamericanos y lo hacemos con la convicción de que es el camino a recorrer.

P: Antonio Muñoz Molina sostuvo en un Congreso de Lengua Española que el principal enemigo de la lengua española no era el inglés, era la pobreza. Tantear ese aspecto, entre otros, a finales de la década pasada, en América, representaba una valentía y una originalidad insólita. En aquella época todo el mundo opinaba que el mayor riesgo eran los anglicismos. Pero, para él, sin embargo, era la pobreza. Y tú, ¿qué piensas de este aspecto?

R: Ni el inglés ni ninguna otra lengua podría ser enemigo del español, estoy de acuerdo con Antonio Muñoz Molina. Y también lo estoy con la segunda parte de la frase. Si bien, me permito apostillar esta segunda parte. Creo que el enemigo es la pobreza y que asegurar comida, techo y educación, además de ser una obligación y un compromiso con los derechos humanos, cuida el idioma y la cultura del pueblo que se aleja de la pobreza. Y creo que es importante entender que el primer enemigo es la pobreza material del ser humano, pero el segundo es la pobreza intelectual, el segundo enemigo del idioma, de la cultura, de la libertad y, en definitiva, de la dignidad humana.

P: Cuando fuiste director del Cervantes en Orán, todavía notabas las relaciones del pasado que tuvieron Alicante y Orán, que estuvo tan presente hace más de 50 años y que desde aquí algunas personas lo recordamos muy entrañablemente.

R: La huella española en Orán rodea la ciudad con sus murallas y arraiga en los oraneses desde hace siglos. Orán es la ciudad más española de Argelia y es, sobre todo, alicantina. Se dice que el paseo marítimo el Orán tiene los números pares y el de Alicante los impares. Además, la gran mayoría de oraneses viajan o desean viajar a Alicante, ciudad en la que se sienten en casa, de la que se saben parte como muchos alicantinos lo fueron, lo son, de Orán.

P: Como viviste el Alzheimer, tan de cerca, serías capaz de aconsejar o dar a alguna clave a otras personas que algún familiar tenga esta enfermedad: ¿qué serías capaz de aconsejar?

R: No daría un consejo. Solo diría a quienes tengan que convivir con esta enfermedad que, al convivir con ella, se aprende lo valioso del tiempo porque nunca sabes cuándo dejará de conocerte la persona a la que quieres, en qué momento su memoria te perderá. Eso es difícil de aceptar, pero también se convierte en un símbolo, en una lección sobre el tiempo y el ser, sobre el otro y sobre la aceptación de lo incomprensible. Y desde un punto de vista más práctico, le diría que no se olvide de sí mismo, que para acompañar a quien quieres, debes cuidarte y guardar tiempo para ti. Mi madre no logró hacerlo y murió antes que mi padre, a pesar de tener casi veinte años menos.

P: Estás vinculado a proyectos culturales relacionados con el Mundo Árabe, entre el que yo destaco, por la cercanía, la creación de una Casa Árabe en Valencia. ¿En qué situación se encuentra esta iniciativa?

R: Esa iniciativa, por muchos y muy diversos motivos, no llegó a puerto. Por suerte, ahora tenemos una Casa Mediterráneo en Alicante que se ha convertido en un lugar de encuentro de todos los países del Mediterráneo y que trabaja activa y eficazmente en las relaciones culturales, sociales y económicas. Así que, en estos momentos, no la echo de menos. Y no solo eso, sino que tengo la suerte de poder contar con el valiosísimo apoyo de Casa Mediterráneo y de su director, el Embajador Javier Hergueta, en todos los proyectos culturales en los que puede participar. Sin ir más lejos, estos días celebran una Semana de Turquía en Alicante, en la que, por supuesto, hemos colaborado y, pasado agosto, celebraremos juntos una Semana de España en Estambul.

Preguntas instantáneas para Gonzalo Manglano

¿Tu canción favorita de U2?

With or without you

¿Tu ciudad del amor?

Más que una ciudad del amor, me hace ilusión contarte la que fue mi “Combray”, en la que siempre fui feliz: San Sebastián.

¿El último poemario que has leído?

No eres nadie hasta que te disparan, de Rafael Soler.

En Valencia, a dónde llevarías a alguien especial: a la Albufera o al Barrio de Ruzafa

A la Malvarrosa, al mar

Ves películas por internet o por TV

No tengo TV. Sí veo películas en plataformas digitales.

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