Malestar, indignación mutua y radical incomprensión. Eso es lo que sintieron los aficionados del Hércules Club de Fútbol que se desplazaron el pasado día 14/10/18 al estadio de Valencia Mestalla y vieron como el club che les vetaba la entrada al campo.

¿Cómo podía ser?, ¿Cuál fue el motivo de esta discriminación?. Analicemos primero los hechos. Antes del encuentro el Valencia comunicó al Hércules que solo le vendería 275 localidades por motivos de seguridad y que los alicantinos no podrían adquirir entradas en taquilla, según la versión del club de la capital del Turia.

Informados o no de estas medidas restrictivas unos 100 herculanos se desplazaron a Valencia sin entrada. Cual fue su sorpresa cuando se negaron a venderles localidades porque en sus DNIs figuraba que habían nacido en la provincia de Alicante.

¿Fue legal esta medida?, ¿Es comprensible la actitud del Valencia?; no voy a entrar directamente en la polémica concreta, no es mi tarea responder a estas preguntas.

Hasta aquí la presentación de los hechos; pasemos ahora a la reflexión que me sugiere este lamentable incidente. En una sociedad pacífica como la nuestra, donde se suele primar el consenso y el entendimiento, el fútbol es el refugio, el medio de expresión del malestar simbólico, canaliza los enfrentamientos identitarios. Es evidente.

Teniendo en cuenta esto creo que se puede afirmar de manera rotunda que la polémica “Hércules-Valencia” arriba relatada no es sino el síntoma de un problema de fondo, mucho más grave: la ciudad de Alicante y sus comarcas no se sienten cómodas en una Comunidad Valenciana demasiado dirigida por la ciudad de Valencia.

Ya desde la época medieval, y en estos coinciden todos los historiadores, tanto alicantinos como valencianos, la Generalitat Valenciana, que este 2018 celebra sus 600 años de existencia, fue casi totalmente controlada por la ciudad de Valencia. El gran peso de nuestra gran urbe-capital se mantiene actualmente. Valencia ciudad da nombre a la Comunidad Autónoma y a nuestro idioma propio. Históricamente marcó en gran medida todo el reino de Valencia, que se construyó entorno a ella.

Actualmente la Generalitat liderada por Ximo Puig trata de reivindicar a Madrid un trato más justo para la Comunitat. Los partidos del pacto del Botànic que reclaman una mayor descentralización debería también comprender que los ciudadanos de Castellón, Alicante y las comarcas de la provincia de Valencia más alejadas de la capital también deseamos que esta descentralización se produzca a nivel autonómico.

¿Cómo puede contribuir Alicante a una mejor vertebración de la Comunidad Valenciana?. Nuestra provincia es muy importante a nivel demográfico. Elche y Alicante ciudad cuentan con más de 500.000 habitantes y son la tercera y segunda ciudad más relevantes de nuestra autonomía respectivamente.

Además, las comarcas alicantinas son muy dinámicas y se peso económico es muy importante en el conjunto de la Comunitat. No obstante, el peso político alicantino es mucho menor que el que le correspondería. ¿Alguien se ha dado cuenta de que en las Cortes Valencianas el conjunto de Alicante cuenta con 40 diputados mientras que la provincia de Valencia tiene 50?.

Estos número reflejan una cuasi paridad en la representación que se queda en lo numérico. En lo político Alicante pesa poco.

¿Qué puede hacer Alicante ante este problema?. Creo que nuestras comarcas del sur deben implicarse realmente en la construcción de un espacio político valenciano bien articulado. Sin caer en odios inútiles, en el bárbaro Puta Valencia, debemos reivindicar a la ciudad de Valencia y a la Generalitat un trato justo.

Por ejemplo: a mi modo de ver las cortes valencianas no pueden decidir vaciar de competencias la diputación provincial alicantina sin contar con la opinión de los alicantinos. Estas vías unilaterales no nos llevan más que al enfrentamiento entre instituciones, hacia luchas eternas y estériles que no conducen a parte alguna.

La zona de Alicante, sobre todo el Alicante sur, desde su incorporación efectiva al reino de Valencia a partir de 1304 ha tenido una consideración territorial especial, que antiguamente se hizo efectiva en la Gobernación de Orihuela, diferente de la de Valencia. Considero que debe seguir teniéndola; nuestra especificidad es estructural y secular, no fruto de un capricho actual.

En mi opinión los ciudadanos de Alicante no hemos de renunciar a la Diputación alicantina. Desde luego las corporaciones provinciales han de ser reformadas, actualizadas, para seguir funcionando en el siglo XXI. Debemos también resolver el encaje de la diputación con las comarcas y sus consejos comarcales.

Si todos hacemos el esfuerzo por entendernos conseguiremos sentirnos todos más ciudadanos de una Comunidad Valenciana de todos. Muchos aficionados del Valencia Club de Fútbol cedieron sus DNIs para que seguidores herculanos de Denia, Monforte del Cid y otros lugares pudieran disfrutar del partido Hércules-Valencia.

Este sencillo gesto nos señala el camino de la solución: fraternidad, consenso y voluntad de entendimiento. Únicamente así conseguiremos dejar atrás viejas y estériles tensiones que a todos nos perjudican.

Por cierto, el partido acabó en empate. Fue un 0-0. Un saludo a todos.

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Fuentes consultadas:

https://www.superdeporte.es/valencia/2018/10/14/polemica-aficionados-hercules-quejan-trato/389205.html

https://www.superdeporte.es/valencia/2018/10/14/aclaracion-valencia-cf-polemica-entradas/389217.html